viernes, 24 de septiembre de 2010

Ya es junio otra vez, como nada;
dichondras heladas. Un plato en la mesa.
Ya es junio otra vez y es tan nadie
esa gente que nunca se cruza con ella.
El cancel, la negrita que ladra y los junios
que no dan la vuelta.

Mi sombra sola, tu solo sol,
se miden quietos por esperar
a que el relente, mantarraya eterna azul
los arrebuje como un tul
de pavonada eternidad.
Palabras rotas que no leí,
olor a ropas que no lave,
bailan en llamas del hogar
y no hay quien sepa si te siento palpitar
o no en mi pecho.

Entre ramas maduras de roble
y la parra sinuosa y procaz y el laurel
carretean las patas finitas
de un ángel sin alas que quizá por ahí anda.

Mi sombra sola, tu solo sol,
se miden quietos por esperar
a que el relente, mantarraya eterna azul
los arrebuje como un tul
de pavonada eternidad.
Palabras rotas que no leí,
olor a ropas que no lave,
bailan en llamas del hogar
y no hay quien sepa si te siento palpitar
o no en mi pecho.