jueves, 7 de octubre de 2010

Noé probó el vino...
Noé probó el vino que le dieron a probar.
Noé probó el vino,
un grande desatino...
Un grande desatino que le dio salida al mar.
Un grande desatino.
Y estando en altamar
Noé aprendió las olas y creyó
que el mar lo iba a tragar.
Mirando por la borda de su barco
vista gorda no hizo al marco
y empezó a lamentar
haber probado el vino.

Un dios omnipotente...
Un dios omnipotente a Noé lo hizo pe(s)car,
un dios omnipotente,
y a Noé dijo "insol(v)ente"...
A Noe dijo "insol(v)ente, tu pe(s)cado has de pagar,
a Noé dijo "insol(v)ente.
Y estando en altamar
Noé aprendió los libros y empezó,
de prepo, a predicar.
Jirafas y guayabas boquiabiertas
lo escuchaban en cubierta,
sin pudor, recomendar
su dios omnipotente.

No(é) era un hombre viejo...
No(é) era un hombre viejo al hacer puerto su bajel.
No(é) era un hombre viejo
que hartó con sus con(s)ejos...
Que hartó con sus con(s)ejos a los s(c)iervos de Israel,
que hartó con sus con(s)ejos.
Y estando en altamar
Noé aprendió la lluvia y advirtió
que a él no lo iba a mojar
y puso por su voz y de su lado
a su dios de los mandados
porque habría mucho que arar
y N(n)o(é) era un hombre viejo.

Noé murió y fue al cielo...
Noé murió y fue al cielo, según llegó a predecir.
Noé murió y fue al cielo.
"O me abren o me cuelo"...
"O me abren o me cuelo", dicen, dijo antes de ir.
"O me abren o me cuelo" (o-o-o-ooo...).
Y estando en altamar
Noé aprendió ese miedo que nos da
a todos a pasar
y se inventó, como un capricho burdo,
su imposible dios absurdo
que lo puso a trabajar
y lo mandó pa'l cielo.