Ya ni sé qué es que hace ruido, si es el suelo o yo,
mi carcasa o el chasquido que la partió en dos.
A matar se ha dicho y vamos. Pero, ¿a quién matar?
Los de afuera son de palo y palo hay que aguantar.
Un manojo de maleza seca en el cordón
te bendice, sombra de ángel, santo perdedor.
Príncipes y manzaneras. Siempre falta y siempre hay más.
Que el que me mata se muera y viva el que me da.
Ya no hay leña, no hay hogueras. ¿Cuándo volverá
a llevar el paso desnudito la ciudad?
Bastoneros que columnas hacen avanzar
despacito y por las piedras para no llegar.
Cuántas caras tiene el miedo: miedo a no poder,
a que el odio no sea tanto, a desaparecer.
Príncipes y manzaneras. Siempre falta y siempre hay más.
Que el que me mata se muera y viva el que me da.